martes, 31 de octubre de 2017

Yo no celebraba Halloween....

Hace tiempo que veo por las redes sociales artículos tanto sobre porqué no celebrar Halloween en España, como porqué sí celebrarlo.
Argumentos a favor, argumentos en contra...
Memes graciosos, otros no tanto...

El caso es que yo antes no celebraba Halloween, celebraba "La noche de los tostones". En mi pueblo (y supongo que en los de los demás también, jeje) el día de todos los santos era un día de recordar a los difuntos, de arreglarse e ir al cementerio a compartir el día con los que no están,  pero en mi familia nunca lo hemos hecho, así que poco puedo decir sobre esta tradición.
Otra cosa que siempre se ha hecho aquí es comer tostones (palomitas dulces) y castañas: la gente se juntaba en una cochera después de cenar (o directamente a cenar) y comían palomitas.


Cuando era adolescente, me juntaba con mis amigas a comer palomitas y ver películas de miedo (de miedo y de miedo pero que daban risa... todo cabía en esas noches en casa), y de más mayor me iba a cenar en "los tostones". Creo que nunca me disfracé esa noche, y eso que siempre he sido muy de disfrazarme (no he necesitado mucha excusa para ponerme un disfraz, pero la fiesta la veía como una americanada y no me llamaba la atención).
Pero al final, las cosas cambian cuando tienes hijos, y más si a tus hijos les gusta Halloween.
Así que este año, el "Rincón de la Estación" está dedicado a Halloween, con arañas, telarañas, calabazas... y Rapunzel disfrazada.
En el cole también hemos celebrado Halloween, con palomitas, dulces tradicionales árabes (ays... que cosa más rica), y muchas ganas de pasarlo bien. Nosotros hicimos la fiesta ayer, y como en un principio no íbamos a poder ir, no teníamos disfraces preparados, así que me tocó improvisar el domingo por la noche.
Para R., a petición suya, murciélago.
Camiseta negra comprada y alas cosidas en tela negra. Las alas van unidas a las muñecas con dos pulseras (tenía que haber sido manga larga, pero el calor manda)

Es complicado sacar detalles negros sobre negro, jeje.
Para completar el conjunto, unos leggings negros, garden work. 
 Aunque A. no va al cole, él también tuvo su disfraz, de calabaza.
Camiseta comprada y boca, ojos y nariz en fieltro, cosido por mi. Hice dos camisetas más, para su padre y para mi, pero de eso no hay fotos.

U. no vino a la fiesta, porque se quedó durmiendo. Para él cosí en una camiseta blanca la cara de un fantasma. Espero poder ponérsela esta noche.


(El peto de la foto no es cosido por mi, sino comprado.... y no, no es un disfraz, yo lo saco así a la calle de diario)
 Por cierto, nosotros ya hemos sacado todos los libros que tenemos de "miedo" para hacer mañana maratón de cuentos de Halloween, y mañana también veremos una película (tal vez, "Pesadilla antes de Navidad") con palomitas. 
Y vosotros, ¿cómo celebráis esta fiesta?

lunes, 30 de octubre de 2017

Summer kids oruga glotona

Una noche, a la luz de la luna llena, reposaba un huevecito sobre una hoja...
¿Os suena este comienzo? 
En casa habremos leído este libro unas ¿cien veces? (así, sin exagerar ni ná XD) 
No sabría decir si es de los favoritos de los peques o de los papis, pero el caso es que nos encanta. (Somos fans de Eric Carlé, no sólo de la oruga glotona)
Así que cuando vi una tela del cuento no pude resistirme a comprarla y coser algo con ella. La tela es preciosa, con las ilustraciones del cuento, ¿no os encanta?

El modelo elegido fueron los Summer Kids (he perdido la cuenta de los que he cosido este verano, aunque no os he enseñado ni la mitad) un modelo cómodo y fresquito para los días de calor, aunque de eso ahora ya hay poco.
No tengo fotos del peque con ellos, pero creedme si os digo que le quedan perfectos.

Y en vuestra casa, ¿os gusta La oruga glotona? 

Enlazo en Menuda Inspiración y en el blog de Fans de Ottobre

sábado, 28 de octubre de 2017

Pinafore de mariposas

Me encantan los pinafores para las niñas (y para los niños, jeje) porque son cómodos de llevar, fáciles de poner, queda graciosa la espalda... Lo tienen todo, vamos (tengo ganas de hacerme uno para mi, pero no acabo de decidirme).
También me encanta la tela de mariposas desde que la vi hace un par de años en un vídeo de una falda. Me enamoré. Compré la tela corriendo y me cosí la falda (que no os he enseñado nunca, tengo delito...)
A petición de mi cuñada: un conjunto para mi sobrina, que fue quien eligió tanto la tela como la rosa para combinarla (yo hubiera puesto verde menta, o naranja o... cualquiera menos fucsia, jeje, pero si me conocéis ya sabréis que el rosa y yo no acabamos de llevarnos bien).

 Pinafore por delante:
¿Puede haber un dibujo más bonito? Si me quedase tela, lo enmarcaría, en serio.
 Pinafore por detrás.

Para completar el conjunto, unos pantalones.
 Modelo Tulip Pocket de la revista Ottobre (revista que compré exclusivamente por esos pantalones, aunque los pantalones fueron la cuarta o quinta cosa que cosí de ella).
Me gustan mucho estos bolsillos, le dan a los pantalones un toque muy original. 

Aquí el conjunto entero:
Creo que le gustó el conjunto, y a mi me encantó hacérselo.


Enlazo en el blog de Fans de Ottobre

lunes, 23 de octubre de 2017

Quiet book #1 Formas

Cuando trabajaba con arcilla polimérica me gustaba hacer quedadas para conocer a gente que compartía mi afición, y me gustaba juntarme con ellas para crear juntas, hacer un tutorial que habíamos visto, probar cosas nuevas.... 
Con los años, con los tres peques, eso ha quedado lejos, pero supongo que algún día volveremos a las quedadas fimeras. Mientras, disfruto de la crianza de los peques y de juntarme para otras cosas, jeje.
Por otro lado, llevaba desde que R. tenía meses (5 o 6) queriendo hacerle un Quiet Book de fieltro, pero nunca encontraba tiempo, ni inspiracion, ni nada. Al final lo he conseguido (R. tiene 5 años ya, se ha hecho rogar el Quiet Book), y he recuperado un poco el espíritu de las quedadas fimeras de antaño.
Un grupo de mamis de la Asociación a la que pertenezco nos hemos juntado para coser juntas, en persona, un libro de fieltro para nuestros peques. Ya hemos hecho la primera página, y la idea es ir juntándonos dos veces al mes para compartir costuras, ideas... un rato juntas con la excusa de coser. 
He hecho un mini tutorial de esta primera hoja, la dedicada a las formas. Es muy cutrecillo, porque coser a mano no es lo mío, y bordar menos todavía, pero está hecho con mucho cariño.
Materiales:
- Fieltro de tres colores (uno de ellos será la hoja del libro)
- Lazo
- Aguja, hilo...

Paso 1:
Para poner las formas en la hoja del libro, yo  he bordado la silueta. También se podría poner una forma de fieltro cosida, pero en mi caso me gustaba más así.
Paso 2:
A las formas ya cortadas (de esto no tengo foto) se les cose un trozo de lazo.
Las formas se cortan dos veces (dos corazones, dos círculos, dos cuadrados, dos estrellas y dos triángulos) para coserlas juntas y que tengan un poco de volumen.

Paso 3:
Se cosen juntas las dos formas iguales, dejando el lazo entre ellas.

Paso 4:
Se cosen todos los lazos en la parte inferior de la hoja de fieltro. Yo los he cosido como un ramillete, pero también pueden coserse sueltos, de uno en uno (juntos es más rápido)
Paso 5:
Vamos a hacer la bolsa para guardar las formas en la hoja.
Yo corté un rectángulo de fieltro más pequeño que la hoja, a ojo.
Paso 6:
Es opcional, pero a mi me gusta más con las esquinas redondeadas.

Paso 7:
Para que quedase menos soso, le puse una cinta decorativa. (Lo pensé después de haber cosido el bolsillo, pero es más fácil si se hace antes...o si se hace a máquina)
Paso 8:
Se cose el bolsillo a la hoja de fieltro.
Si, no podían haberme quedado peor las puntadas, lo sé... pero quería hacerlas a mano, y es complicado coser con un bebé a la teta. De todas formas, así queda constancia de que U. también participó en la creación, ¿no?

Paso 9:
Y por fin terminado, con las formas guardadas en el bolsillo. Para jugar es fácil, hay que poner cada forma sobre su silueta,  y al llevar el lazo, es imposible que se pierdan.

Nota: Las formas son todas del mismo color porque queremos hacer una página para emparejar colores. 

Bueno, espero que os haya gustado y que os animéis a coser un Quiet Book si no lo habéis hecho ya. Si queréis podéis compartir los vuestros en IG y etiquetarme para que los vea (soy Minukosas, jeje).

Como es para los peques, enlazo en Menuda Inspiración,en su entrada nº 80.

domingo, 22 de octubre de 2017

La sombra de la cesárea es alargada (2º parte)

Aquí tenéis la segunda parte del relato del nacimiento de mi segundo hijo.
Como dije en el anterior: si lo que quieres es una entrada de costura, vuelve mañana, por favor. 

Bueno... pues ya de 40+4 volví a monitores, esta vez acompañada de mi marido. Esa mañana me había levantado un poco "revuelta" y con unas contracciones suaves. Nosotros ya habíamos decidido que iba a parir al hospital de Y, así que yo estaba atemorizada porque tenía contracciones y claro... muchas han ido a monitores y al verlas con contracciones se han quedado. Lo que tiene el cuerpo humano, las contracciones se me pararon nada más sentarme y ponerme las correas.
Nuevamente reconocimiento, ya ni me molesté en hablar, le dijo la auxiliar a la ginecóloga que no quería Hamilton y que quería un parto natural. Me dio el papel, y me dijo que ya estaba de mucho y que no podían esperarme más (fui un yogur caducado a las 40 semanas). Le pedí ir a otro hospital de mi zona donde aguantan a las 41 pero me dijo que no, que ni siquiera podía llamar y hacer una interconsulta porque sus protocolos eran esos y que ya estaba arriesgando demasiado. Además, si esperábamos más podría ponerme de parto en un par de días y eso era jueves santo y claro... "no puedes parir en Jueves Santo".
Volvió a hablarme de bebés muertos, roturas de útero... y me puso el papel delante. Conseguí unos días más (quería ingresarme ya mismo pero conseguí esperar a sábado, que pasase la semana santa. Firmé el papel, según el cual ingresaba sábado para una cesárea programada y salí de la consulta llorando de rabia.
Mi marido me vio y lo tuvo claro: Nos íbamos a Y, ya no había duda,no quería parir en ese hospital.
A mediodía empecé con contracciones más dolorosas, y por la tarde, a eso de las siete, ya no las aguantaba más, así que llamé para que vinieran a quedarse con R.  y nos fuimos al hospital de Y (ni loca me iba a mi hospital de referencia).
Allí fue todo maravilloso: no estaba de parto todavía, pero me quedé ingresada porque poco iba a faltarme, así que esa noche pude descansar y medio dormir, lo que me dejaban las contracciones, que ya iban cogiendo ritmillo. Por recomendación de la enfermera, me metí en la ducha y se aliviaron un poco, pero seguían. A las doce del mediodía rompí aguas, yo sola, y ya la cosa se aceleró. Me bajaron a paritorios, me pusieron la vía y a esperar allí junto a mi marido.
No voy a decir que fue un parto fácil, porque no lo fue. Si tuviera que resumirlo con una palabra, ésta sería MIEDO. Tenía miedo de que los de mi hospital de referencia tuvieran razón, de que las aguas turbias indicaran que algo iba mal, de que fuera verdad que mi bebé podía morirse durante el parto por mi "cabezonería" (dios... ¿cuántas veces escuché esa frase durante el embarazo?). El equipo médico fue inmejorable, me ayudaron muchísimo y me hicieron confiar en mí y en que mi hijo estaba bien.
No paraban de decirme que yo podía, que el bebé nacería bien, que todo estaba yendo como debía... pero me costaba creérmelo. Al final llegó "nuestro ángel de la guarda", el matrón que cuando fui a conocer el hospital me lo enseñó todo, me explicó las cosas y resolvió mis dudas (hubo un cambio de turno, ya que tuve un parto algo largo... es lo que tiene ser primeriza pariendo, no?) y todo fue rodado, recuperé la confianza en mí misma y mi bebé nació. Sobre eso, fue gracioso, porque estaba sonando "El rey león" como música ambiental  justo cuando A. salía, y ese fue el musical que fui a ver durante su embarazo (con R. vimos "Más de cien mentiras", de Sabina, y con U... bueno... "Pulgarcita" XD).
Mi marido cogió al bebé según salía (preferí que lo cogiera él, y que fuera él quien cortase el cordón) y enseguida estuvo encima de mí, y lo pude oler, besar, lamer... porque quererle ya le quería desde antes de tenerlo en mis brazos.
Mi miedo me jugó una mala pasada, pero mereció la pena, mereció mucho la pena. Fue el parto sanador que necesitaba, el que me hizo darme cuenta de que se podía parir después de una cesárea.

Me alegro muchísimo de haber elegido ese hospital, de que me tocasen esos matrones y ese equipo médico, de ser tratada como una persona (cuando me estaba cosiendo el desgarro, el matrón me miraba a los ojos, me hablaba a mi, como persona, y no como un trozo de carne al que coser). Por cierto, sí: desgarro enooooorme que me hizo escuchar más de una vez "tú no querías parir, pues ahora no te quejes" pero del que estoy muy orgullosa porque fue porque mi cuerpo lo quiso así, no porque lo hicieran unas tijeras.
Y asi es como mi bebé nació ese jueves, Jueves Santo, el día que él quiso.
Ah! y parí sin epidural y con óxido nitroso, que a pesar de lo que me dijeron en mi hospital de referencia, no sólo está en Londes.

No me siento más mujer ni más madre ni más nada por haber tenido un parto así, ni siquiera pienso que mi parto sea bonito, mágico o merezca ser contado (aunque para mi lo fue, desde luego: mágico y sanador) pero necesitaba contarlo, soltarlo, igual que hice con la cesárea de R.
Espero que os haya gustado, y que hayáis conseguido leer hasta aquí sin cansaros mucho. Si ha sido así: gracias por leer.

La sombra de la cesárea es alargada (1º parte)

Si cuando hablé de la cesárea de mi hijo mayor parafraseé a García Márquez, ahora le toca el turno a Delibes; y es que, como la del ciprés, la sombra de la cesárea es alargada.
Ahora toca el turno de contar el parto de mi segundo hijo, mi primer parto (repito lo mismo que con la anterior entrada sobre estos temas: si buscas algo de costura, vuelve mañana, que tengo preparada una costura muy chula en Menuda Inspiración).

El embarazo de mi segundo hijo fue maravilloso: fue un bebé muy buscado, muy deseado, y tuve un embarazo estupendo en todos los sentidos. Aunque tuve síntomas, nauseas, cansancio... disfruté cada segundo que estuve embarazada. Acepté los cambios en mi cuerpo, el engordar (con mi primer hijo apenas me hice fotos porque me veía gorda y estaba acomplejada; con éste, sin embargo, me hice una sesión de fotos y todo XD)

También me cosí ropa para sentirme cómoda, subí fotos mías embaraza al blog... Nada que ver con la primera vez, donde pasé los cinco primeros meses intentando disimular la barriga (cosa complicada, por otro lado) sin conseguirlo.
Como soy muy fan de la Seguridad Social, seguí llevando el embarazo en el mismo centro de salud que con mi primer hijo (tampoco es que tenga mucho donde elegir, la verdad), y con la misma matrona que la vez anterior. 
Mi relación con la matrona no fue la más agradable del mundo, superó con creces el "es mejor fumar que engordar" de la primera vez. Como estaba gorda, me tocó hacerme la prueba de la glucosa, el O'Sullivan, en el primer trimestre: fue horrible! Un niño de dos años que no paraba quieto, yo sola en casa con él y unas naúseas que no podía moverme del sofá sin tragarme mi propia bilis. Fue el día que peor recuerdo del embarazo; bueno... uno de los peores. La prueba salió bien, pero yo seguí engordando. Comía sano, hacía pilates, andaba casi todas las tardes... así que no me preocupaba por el peso.
Cuando llevaba engordados unos diez kilos, en el segundo trimestre, la matrona me dijo que mi hijo nacería mal, si es que llegaba a nacer (sí, en serio, me dijo eso) por culpa de mi ganancia de peso. Salí de la consulta con la cabeza bien alta, pero nada más llegar al coche empecé a llorar y no paré hasta llegar a casa.
La siguiente consulta me negué a que me pesara. Lo puso en grande y subrayado en la cartilla del embarazo, lo cual hizo que los médicos me preguntasen cuando fui a hacerme la ecografía del tercer trimestre.
Por otro lado, las ecografías bien, las analíticas bien... era un embarazo perfectamente normal, aunque los médicos se empeñaban en que no lo fuera.
Todo iba bien hasta la semana 37+6, cuando fui a monitores. Me pusieron los monitores y tras eso pasé a hacerme la ecografía:
- Bájate las bragas que te explore -me dijo la ginecóloga
- No quiero Hamilton -se lo dije así, sin cortarme, porque esta vez sí sabía lo que quería y lo que no. 
- Entonces no hace falta que te explore. 
Creo que a la ginecóloga le sentó mal, pero bueno, tampoco es que me importase mucho.
Me hicieron la ecografía y todo bien, ahí estaba mi bebé. El problema fue cuando me dijo la ginecóloga que ingresaba en dos días para la CESÁREA. 
¿Cesárea? 
Según me dijo, los protocolos del hospital decían que con cesárea previa tendría que tener una cesárea electiva (así porque sí, básicamente). Le dije que no, que no iba a ingresar para una operación que no necesitaba sólo por el hecho de que mi anterior hijo había nacido por cesárea. Me dio un papel para que firmase renunciando a la cesárea (y rompió el papel donde tenía que firmar para el ingreso) y me dijo que era bajo mi responsabilidad, que si le pasaba algo a mi hijo sería culpa mía. Cuando le pregunté a que se refería, me habló de roturas de útero. Le pregunté cuantas había visto ella y me dijo que muy pocas que pero todas con un desenlace fatal y que por eso era mejor rajarme. Le dije que no, y me fui con fecha para nuevos monitores.

Cuando estaba de 39+6 estuve hablando con el matrón que me hizo los monitores y le pregunté la tasa de cesáreas de mi hospital, me dijo que no podía darme esos datos (viva la transparencia) y que si quería tener un parto vaginal (que no natural) me fuera a otro hospital ("Vete a X"). Me lo dijo riéndose, pero yo me quedé con el come-come.
Nuevamente reconocimiento. Nuevamente le digo al ginecólogo que como no tengo contracciones no quiero Hamilton. Me dice que entonces para qué he entrado, le digo que yo que sé, pero que no quiero que me lo haga. La auxiliar me sonrió y me dijo en voz baja "muy bien". Esas simples palabras me hicieron sentir mejor. Algo tan simple como un poco de empatía, y lo que lo necesitamos en esos momentos, y que poco empático se mostró conmigo su compañero.
Entonces el ginecólogo me sacó otro papel, para ingresar al día siguiente, porque una cosa es negarse a una cesárea pero ya dos es demasiado, que el bebé no va a sobrevivir a un parto y que es lo mejor para mí.
Yo ya me había estado informando sobre las roturas de útero, y sobre que es mejor un trabajo de parto normal que unas contracciones artificiales con oxitocina, así que volví a negarme. Pregunté por mis opciones en el caso de querer un parto natural en ese hospital, y me dijo que eran pocas, a menos que entrase coronando. Firmé una segunda renuncia y salí de ahí con nueva fecha para monitores.
Antes de seguir: yo en este embarazo estaba muy preparada para que los médicos se jugasen la carta del niño muerto (la de "tú verás lo que haces, pero si no nos haces caso tu bebé morirá") y tanto mi pareja como yo estábamos preparados para escuchar eso. Yo había leído mucho esta vez, me había informado... pero aún así es duro escuchar según que cosas.
Lo que son las cosas, le comenté a una amiga el tema de que el matrón se había reído y me había mandado al hospital de X (no voy a poner nombres, espero que entendáis por qué) y que yo no entendía por qué. Me dijo que era considerado un hospital muy respetuoso, y que me lo plantease en serio. O X o Y (otro hospital). Como ya me había quedado claro que en mi hospital de referencia no iba a conseguir mi parto deseado, me planteé otras opciones. Hablé con otra amiga y decidí ir al hospital Y, porque me pillaba un poco más lejos que mi hospital de referencia, pero no tanto como X.
La visita a ese hospital fue MARAVILLOSA. Me enseñaron todo, me explicaron todo, respondieron a mis preguntas, me dieron cifras (tasas de cesáreas, de episiotomías...), me explicaron qué hacer en caso de que tuviera que ser cesárea, me explicaron que había opciones a la epidural...
Por cierto, sobre el tema epidural: en mi hospital si no vas a la charla sobre ella, no te dejan ponértela en el parto. Es una charla en la que te explican en qué consiste y muy por encima los riesgos que tiene. Yo no quise ir, porque pensé que si quería un parto natural lo mejor era no llevar ese papelito firmado, pero en la ecografía del tercer trimestre el ginecólogo que me atendió me dijo que tenía que ir sí o sí, que imagina que tiene que ser inducción, porque "y si tienes un accidente y te ingresamos y hay que inducir para salvar al bebé, no podrías aguantar las contracciones de la oxitocina" (true history). El caso es que fui a la charla y coincidí allí con una chica de pilates; ella preguntó por el óxido nitroso y el anestesista se rió y le dijo que eso en Londres y por ahí, que aquí en España eso no se usaba, y que la única opción era la epidural, que él la recomendaba porque el parto dolía tantísimo que sin ella nos volveríamos locas de dolor.
Pasé una semana mal, llorando agobiada y escuchando de todo. Lo más suave era lo que ya me habían dicho: que iba a matar a mi bebé sólo por el capricho de querer parir. Lo mejor fue mi abuela, que soltó "Pues cuanta tontería hay ahora, que te dejen en paz y ya acabará saliendo por donde tiene que salir".
(El domingo que viene os pongo la segunda parte, que sino quedaba demasiado largo)

lunes, 16 de octubre de 2017

Sudadera Patrulla Canina

¿De niño o de niña? ¿Acaso eso importa? La ropa es ropa, y nada más. Y si a mi hijo le gusta el color lila, pues mami le hace una sudadera en lila. Y si le gusta Skye de la Patrulla Cansina (digo... Canina, ¿en que estaría yo pensando?) pues mami le pone en su sudadera lila un aplique de Skye y de Everest. 
He de reconocer que lo de "la ropa es ropa y da igual si es de niño o de niña" cada vez cuesta más, que ahora que el peque es el mayor y es más consciente de todo (cinco años...) la opinión de los demás puede llegar  a hacer daño, aunque por otro lado, sé que la mayoría de los comentarios no son con mala intención, y él sabe que la gente identifica el color rosa o lila con las niñas, al igual que el pelo largo, pero que lo define como niño no es la ropa que lleve o como tenga el pelo.
Y ya paso a hablar de la sudadera, que para eso estoy aquí, no?
Modelo Heather, que ya tenía sacado el patrón de una en blanco que le hice para la fiesta del cole en Navidad. 
Me gustó esta sudadera, un poco más larga por detrás que por delante, ancha y cómoda. Y a mi mayor le encantó su sudadera nueva (ésta y la blanca, que le debo una customización porque en blanco...como que no). 




 Cheeky Chocolate asoma tímidamente por un lateral, lo que supone un valor añadido a la sudadera (todo mejora con los shopkins... y con el chocolate, jeje).

 Aproveché el aplique para hacerle un bolsillo tipo monje, porque un bolsillo siempre hace falta y siempre viene bien para guardar piedras, hojas y piñas :)

Enlazo en el blog de Fans de Ottobre y en Menuda Inspiración

sábado, 14 de octubre de 2017

bola antiestres con perlas de agua y pijama gatos

Supongo que todos conocéis las perlas de agua (beads perles, orbeez -marca comercial- aqua beads... será por nombres!) 
En mi época de fimoadicta las usaba para el clay (las compré para hacer experimentos, aunque creo que no saqué ninguna cosa en claro con ellas y acabaron en una maceta y en un florero), Ahora, años después, he vuelto a comprarlas, pero para que jueguen los peques (sí... pensaba en la caja de luz... y como ya pasó con el arroz, no llegaron a usarse en eso)


Como juego sensorial nos gustó mucho (digo "nos" porque a mi también me gusta meter las manos ahí). Son húmedas y suavecitas, se resbalan entre los dedos y es divertido jugar con ellas y experimentar con su textura de gelatina.
Antes de hacer las bolas antiestres estuvieron jugando un buen rato con las bolitas.
Empezamos...
El primer paso es llenar la botella con las perlas de agua. Trabajo en equipo, los dos colaboraron XD
Bolitas dentro de la botella, llega el momento de inflar un globo (transparente) y ponerlo en la boca de la botella.
Se le da la vuelta a la botella para que las bolitas caigan dentro del globo.
Por cierto, me encanta este pijama de franela, lo han usado los dos (y viendo la calidad de las telas, lo usará también U. cuando a A. le quede pequeño... algún año de estos, que mami lo cosió grande)
¿No quedan preciosas las bolas a contraluz?
Se le quita el aire al globo, se hace un nudito y pelota antiestres terminada. Ya se puede estrujar y jugar con ella.

En el momento de hacer estas fotos, A. tenía 21 meses y R. cuatro años y medio.
 

¿Os ha gustado? Pues no todo es tan bonito como parece XD
La bola antiestres fue maravillosa durante un breve periodo de tiempo. Mi opinión: nunca mais; lo pasamos muy bien haciéndola, los peques jugaron mucho y disfrutaron casi que más el proceso que la pelota terminada. Pero el problema no fue ese, sino la calidad del globo (o eso creo) porque de las dos que hicimos, la primera se reventó a la media hora (y se me reventó a mi, que ni siquiera le apreté fuerte). La segunda duró unos días más, pero empezó a perder agua, así que por miedo a que reventara, eché las bolitas en un recipiente de cristal con el fin de usarlas para jugar en otra ocasión. ERROR... 
Se agusanaron!! Diré a su favor que estuvieron cerca de un mes en el recipiente, pero nunca me había pasado. Fue realmente asqueroso, y prefiero no acordarme. Eso sí,cada vez que veo videos en you tube donde hablan de estas bolas como la panacea antiestres se me revuelve el estómago XD
Ah! otra cosa a tener en cuenta: si estrujáis las bolas (al menos las del chino, igual con las de marca no pasa) se rompen en trocitos diminutos de gelatina, y eso cuesta muuuuucho a la hora de barrer (cosa inevitable si la pelota se revienta)
En fin... que no todo es tan bonito como se ve en internet (menos el pijama de gatos, eso es más bonito todavía en directo que en foto)

lunes, 9 de octubre de 2017

Bandana de bigotes

No me gustan demasiado los baberos (A.  no los ha soportado nunca, se los quita, tira de ellos, se hace daño...) pero las bandanas me encantan y me resultan mucho más prácticas, por eso mis peques van con más bandanas que baberos. Creo que aparte de combinar muy bien con la ropa, son cómodas y más suaves que los baberos XD (mi idea de babero es el babero tradicional, con plástico por debajo... igual debería modernizarme)
Aparte de todo, me encanta esta tela de bigotes:

Por detrás, polar blanco, suavecito e impermeable, para que no se moje el pecho del bebé. Y para cerrar, snap de estrella.

Patrón: el mío de siempre, aunque un poco más alargado.
Enlazo en Menuda Inspiración.

lunes, 2 de octubre de 2017

Una bata calentita

Este invierno pasado mi hijo mayor ha sido el único de la casa que no tenía bata, así que hemos tenido que solucionarlo.
Ottobre en mano, busqué un patrón que se pudiera adaptar a lo que queríamos: una bata de estar por casa pero... que no tapara demasiado, que mucha tela le agobia XD.
No recuerdo que patrón era, ni de qué revista, pero sí que era una chaqueta "de niña" abierta por delante.
Le puse dos trabillas en los laterales para poder ponerle la cinta para atarla. La pena es que ya la tenemos guardada para el invierno que viene y no hice fotos por delante.
 La tela es de una manta de polar que compramos en el mercadillo.  Por la mañana fuimos al mercadillo a comprar lo normal (fruta, verduras, frutos secos y telas... aunque por esas fechas ya habían quitado los dos únicos puestos de telas que había en mi pueblo), con la idea de aprovechar un pedido on line que tenía que hacer esa tarde para comprarle un polar a su gusto y poder hacerle la bata.
Pero en un puesto encontramos mantas por 3 o 5€ (no recuerdo bien) y al peque le gustó ésta porque tenía letras, así que... ya teníamos polar para hacer la bata. La verdad es que me gusta el resultado, aunque si el peque no tenía bata era por algo: creo que se la ha puesto tres o cuatro veces en todo el invierno, ya sabía yo que no es muy de batas.
Con lo que me sobró de manta me hice los pantalones de pijama más cómodos del mundo.